El proyecto surgió como encargo de la empresa promotora COMAMSA para transformar el edificio de una antigua mutua, construido en 1972, en edificio de viviendas. Se trataba de un edificio de estructura de hormigón con tres plantas sótano, baja y seis plantas sobre rasante. Los usos que este edificio recogía eran múltiples.
La rehabilitación se plantea tratando de hacer encajar varias piezas fundamentales; por un lado atender al programa de necesidades planteado por COMAMSA que requiere un número determinado de viviendas de 1, 2 y 3 dormitorios, con sus plazas de garaje y trasteros; por otro lado el cumplimiento de la normativa y, finalmente, la construcción según el standard Passivhaus.
Desde el punto de vista de la normativa se trataba de un edificio fuera de ordenación, lo que quiere decir que el edificio debía transformarse con las mínimas alteraciones posibles ciñéndonos a la reestructuración puntual y conservando la edificabilidad original redistribuyendo todo el interior. Esto fue en sí un reto ya que el edificio contaba con varios núcleos de comunicaciones y niveles intermedios y debíamos garantizar la accesibilidad al edificio.
Desde la fase de proyecto se acomete el diseño estético de la fachada con materiales y una configuración que pretenden dar cierto carácter singular al edificio y simultáneamente se estudia la estrategia para dar cumplimiento al standard Passivhaus. Se estudian múltiples detalles constructivos siguiendo un guión de puntos singulares desde el punto de vista no sólo constructivo, estructural y de diseño, sino también de puentes térmicos y hermeticidad.
Durante la obra es fundamental la colaboración estrecha con una constructora conocedora de este tipo de construcción y con personal formado y experimentado en el mismo. El nivel de exigencia es alto y para alcanzarlo es necesario un gran control y seguimiento en obra, acompañado de agilidad en la resolución de imprevistos.